Tanto para uso doméstico como para uso industrial o comercial, el frío es uno de los sistemas por excelencia para la conservación de alimentos. El frio ralentiza la actividad de los microorganismos y por tanto alarga la vida de los alimentos. Estos microorganismos no son destruidos por el frío, sino que reducen su metabolismo.
Las principales ventajas de utilizar el frío en la conservación de alimentos son:
- – Los alimentos se conservan prácticamente frescos
- – La comida mantiene sus nutrientes y propiedades esenciales
- – Aumenta la vida útil de los alimentos
- – Disponibilidad de productos en cualquier parte y en cualquier época del año
Para todo ello, las características de las cámaras y de sus revestimientos son fundamentales para poder conseguir una mayor seguridad del producto ya que deben mantener el proceso de frío de manera continua sin altibajos.
Un revestimiento de calidad en una cámara frigorífica asegura el aprovechamiento y optimización de la energía utilizada para la producción del frío, con su correspondiente ahorro en los costes y el beneficio medioambiental que conlleva. Es fundamental para el mantenimiento de la temperatura constante en su interior garantizando así la conservación de los alimentos en sus mejores condiciones lo que permite aprovechar al máximo las ventajas que la conservación en frío nos brinda.